domingo, 17 de noviembre de 2013

Ingenua idealidad

Desconcertante idealidad, magnánima en el pensamiento, hasta un límite tal, que fuera de toda racionalidad puedes ser admirada y angustiosamente pretendida pese a tu imposible accesibilidad. He ahí el problema, que aunque otorgue gran peso a lo racional, es precisa una firmeza constante para que ello prime, ya que es mucho más sencillo dejarse llevar por sentimientos y sensaciones momentaneas. Por esto proclamo: ¡Hulle de todo pensamiento ideal que lleve a plantearse utopias! Alejate de lo puro, sublime, perfecto. No pretendas crear situaciones excelsas que superen la realidad. El valor verdadero de lo real es inestimable, pero ello no es simpre positivo. La ambivalencia del ser humano; las contraposiciones básicas que han estado presentes en toda la historia del pensamiento, en la crónica de la humanidad se hacen presentes dentro de ti. Ingenuo... por unos instantes te inclinaste, me atrevería a afirmar que entraste de lleno dentro de la idealidad; dejando atrás todo aquello que se oponía. Claro... inmerso en ese estado tanto como te has encontrado, el choque con la realidad era inevitable. Y es que el amor no es ideal. Y aun cuando el amor es magnánimo, desgraciadamente, no puede soportar el peso de todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario